El futuro siempre llega más deprisa de lo que nos pensamos

Si ya venía deprisa en Enero, ahora corre mucho más al entrar en la crisis económica que se avecina.

 

En un sector patas arriba, uno puede verse superado por los riesgos, incertidumbre y ansiedad, o puede aprovechar las múltiples oportunidades que también se presentarán. Ni bueno ni malo, porque al final somos los únicos protagonistas de nuestro futuro, con las decisiones o no que tomemos.

 

Criterios estratégicos para la toma de decisiones en este entorno.

1) Lo que nos dio éxito en el pasado ya no nos sirve ahora

Ni tampoco nos servirá en el futuro. Todo es diferente y más que va a serlo. Que nos lo hubieran dicho hace tan solo dos meses.  Nadie podía ver venir lo que nos ha pasado.  Así que hay que contarse la verdad, ser realista y humilde para aceptarlo y a partir de ahí reinventarse y volverse a ilusionar.

2) Transparencia, un valor al alza

Transparencia en un mundo lleno de información y opacidad es la mejor garantía de libertad. Solo hay libertad si hay confianza y transparencia. Busca la transparencia con tus socios y compañeros de viaje.

3) Dar el salto de emprendedor a empresario

¿Se puede emprender solo? Sí. ¿Se puede crecer solo? No. Hemos pasado de un sector tradicionalmente intensivo en relaciones personales a otro intensivo en tecnología y personas. El seguro es mucho más complejo y necesita fuertes inversiones en tecnología informática y en personas con talento, uno no puede ya saber de todo. Pasar de ser hombre orquesta a ser un solista importante de la orquesta.

4) Coparticipación y economía colaborativa

Lo que nos espera son más cambios y más rápidos. Necesidad de fuertes inversiones en digitalización, automatización, conectividad, robótica, etc. Ningún cliente nos va a admitir ofrecerle menos que cualquiera de estos servicios que le puede prestar cualquier otro. Aquí entran en juego las economías colaborativas, el no caminar solo, el no arriesgar solo. Coparticipar en organizaciones más fuertes, potentes y capitalizadas, capaces de invertir no solo en el presente sino en el futuro. Porque ser grandes es inevitable para poder competir.

5) Nada es gratis

Todas las decisiones cambian nuestra vida. Las que tomamos y las que dejamos de tomar.  Siempre hay ganadores y perdedores. Podemos seguir focalizando nuestro tiempo en resolver el día a día, exprimiendo lo que hay hasta que deje de haberlo, viendo como mengua el negocio. O podemos focalizarlo en aprovechar las oportunidades, que las hay, en desarrollo, crecimiento y progreso.

 

 

 

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Si ya venía deprisa en Enero, ahora corre mucho más al entrar en la crisis económica que se avecina.

 

En un sector patas arriba, uno puede verse superado por los riesgos, incertidumbre y ansiedad, o puede aprovechar las múltiples oportunidades que también se presentarán. Ni bueno ni malo, porque al final somos los únicos protagonistas de nuestro futuro, con las decisiones o no que tomemos.

 

Criterios estratégicos para la toma de decisiones en este entorno.

1) Lo que nos dio éxito en el pasado ya no nos sirve ahora

Ni tampoco nos servirá en el futuro. Todo es diferente y más que va a serlo. Que nos lo hubieran dicho hace tan solo dos meses.  Nadie podía ver venir lo que nos ha pasado.  Así que hay que contarse la verdad, ser realista y humilde para aceptarlo y a partir de ahí reinventarse y volverse a ilusionar.

2) Transparencia, un valor al alza

Transparencia en un mundo lleno de información y opacidad es la mejor garantía de libertad. Solo hay libertad si hay confianza y transparencia. Busca la transparencia con tus socios y compañeros de viaje.

3) Dar el salto de emprendedor a empresario

¿Se puede emprender solo? Sí. ¿Se puede crecer solo? No. Hemos pasado de un sector tradicionalmente intensivo en relaciones personales a otro intensivo en tecnología y personas. El seguro es mucho más complejo y necesita fuertes inversiones en tecnología informática y en personas con talento, uno no puede ya saber de todo. Pasar de ser hombre orquesta a ser un solista importante de la orquesta.

4) Coparticipación y economía colaborativa

Lo que nos espera son más cambios y más rápidos. Necesidad de fuertes inversiones en digitalización, automatización, conectividad, robótica, etc. Ningún cliente nos va a admitir ofrecerle menos que cualquiera de estos servicios que le puede prestar cualquier otro. Aquí entran en juego las economías colaborativas, el no caminar solo, el no arriesgar solo. Coparticipar en organizaciones más fuertes, potentes y capitalizadas, capaces de invertir no solo en el presente sino en el futuro. Porque ser grandes es inevitable para poder competir.

5) Nada es gratis

Todas las decisiones cambian nuestra vida. Las que tomamos y las que dejamos de tomar.  Siempre hay ganadores y perdedores. Podemos seguir focalizando nuestro tiempo en resolver el día a día, exprimiendo lo que hay hasta que deje de haberlo, viendo como mengua el negocio. O podemos focalizarlo en aprovechar las oportunidades, que las hay, en desarrollo, crecimiento y progreso.

 

 

 

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