En Summa empezamos en 2014, llevamos un gran camino recorrido. Las claves para haber conseguido coger velocidad de crucero fueron tener claro qué queríamos conseguir con la digitalización, empezar de pequeñas cosas a cosas más grandes, dotar de recursos humanos el proyecto y de una gran dosis de paciencia.
En cualquier proyecto digital, hay que tener en cuenta que los dos primeros años, prácticamente, se van rediseñando procesos, ordenando y limpiando las bases de datos y formando al personal para la convivencia de los procesos digitales y analógicos; los resultados hay que esperarlos a medio/largo plazo.
Hay que hacer un auténtico máster en paciencia, al final, estamos hablando de organizaciones donde todos sus procesos son analógicos, donde, normalmente, cuentan con un programa de gestión que nunca se planteó como una herramienta digital, sino como un contenedor de información muy poco estructurada para fines digitales. Es necesario personal especializado en diferentes áreas dedicado al proyecto. Y, la digitalización es un “proyecto sin fin”.
Es verdad que una vez que logras poner la empresa en marcha para digitalizar procesos, el retorno que consigues es increíble, permitiéndote escalar sin costes añadidos.